Fuente: http://www.revistacertificacion.cl
Las brechas de género, vale decir, las iniquidades que sufren mujeres por su género y la creciente preocupación de las personas por dedicar más de su tiempo con la familia, por ejemplo, son problemáticas globales que tanto estados, empresas e incluso Naciones Unidas han establecido como desafíos para un desarrollo sustentable (ODS). Brechas de un 23,6% en participación laboral y un 31,6% en remuneraciones en desmedro de las mujeres (INE, 2016) o el testimonio de un minero: “Me da pena que en la escuela de mi hija le hayan pedido dibujar a su familia y no me dibujó a mí” (registro Ars Global) son una evidencia de que hay seres humanos sufriendo desigualdades y dolores personales profundos a causa de las condiciones de su trabajo.
Desde el año 2012 Chile cuenta con la NCh 3262: una norma de cumplimiento voluntario que puede ser implementada en una organización con el fin de incorporar desde acciones positivas concretas e inmediatas que restablezcan la igualdad de género y la conciliación de vida laboral, familiar y personal hasta planes de acción consistentes con una estrategia corporativa y, en definitiva, con una cultura orientada a la igualdad.
Esta norma fue desarrollada por especialistas del Ministerio de la mujer y la equidad de género de Chile y el Instituto Nacional de Normalización – INN tomando como antecedente el modelo “Iguala”, también generado por la misma cartera y aplicado a más de 100 empresas en Chile entre el 2007 y el 2012. En la NCh 3262, hasta ahora, solo 4 empresas han sido certificadas: Sodexo, Laboratorio Bagó, Aguas Andinas y Codelco.
Ars Global Consultores ha colaborado en la implementación de esta norma en Chile. En particular, han trabajado con Codelco en los siguientes centros de trabajo: Casa matriz, División Ventanas, División Ministro Hales y División Radomiro Tomic. Las dos primeras ya certificadas en 2016 y las dos últimas programadas para su auditoría de certificación este 2017. También a partir de este año trabajarán con División El Teniente.
Proceso de implementación normativo y equipo profesional
El proceso de implementación, en síntesis, considera: diagnósticos, documentación y registros, elaboración de acciones positivas y planes de acción, auditorías y acompañamiento en el cambio cultural (cursos, conversatorios, coaching) con una fuerte arista de trabajo en comunicaciones. Tiene una duración de 4 a 9 meses, dependiendo del tamaño de la organización y de los plazos que se tracen como empresa. El cumplimiento de los requisitos normativos requiere que la empresa:
- Detecte y supere brechas de género en el área de la gestión de personas, generando planes de acción que permitan la igualdad de oportunidades para mujeres y hombres en materia de: compensaciones; participación laboral: en cargos no tradicionales o cargos de jefatura y responsabilidades directivas; procesos de reclutamiento y selección; desarrollo de carrera; acceso a capacitación; infraestructura para fuerza laboral mixta y programas de salud física y mental.
- Implemente procedimientos que den cumplimiento a leyes y normativas como base e incorporen un enfoque de género sin sesgos de discriminación.
- Establezca modelos y planes de conciliación que permitan a su personal desarrollarse adecuadamente en el trabajo (espacio público), en su rol familiar (espacio doméstico) y en su vida personal (espacio privado).
- Diseñe e implemente estrategias comunicacionales y de capacitación para la difusión y la promoción del ejercicio de los derechos de maternidad/paternidad, responsabilidades parentales, principios de igualdad y no discriminación, erradicación de prejuicios y estereotipos y la generación de ambiente laboral de respeto.
- Regule los procesos de prevención, denuncia, investigación, sanción y resguardo de la información en casos de acoso laboral y/o sexual.
- Genere programas internos para la educación y toma de conciencia sobre las medidas de prevención, detección y derivación en casos de violencia intrafamiliar (VIF).
Ars Global Consultores, para este efecto, ha constituido un equipo multidisciplinario altamente competente, tanto desde su formación profesional y académica como por la vasta experiencia de trabajo en organizaciones, especialmente en materia de gestión estratégica y gestión de calidad como asimismo dirigiendo o colaborando en procesos de cambio y trasformación cultural. En su equipo conviven y desarrollan su trabajo profesionales de las ciencias sociales, las humanidades y la ética como también del área de la ingeniería, la gestión y la administración. Y, por supuesto, son un equipo paritario, sin brechas de género y que vela por la conciliación de la vida laboral, familiar y personal.
Norma con sentido, más allá de la metodología
Una norma de gestión se implementa en una organización para asegurar la incorporación de buenas prácticas y conseguir una certificación en los estándares normativos. Sin embargo, descansar la sustentabilidad de estos avances de gestión solo en el cumplimiento normativo parece, a lo menos, riesgoso. De hecho, no son pocas las organizaciones que con la mejor intención han implementado normas de gestión que al poco andar suelen perder importancia o quedan al arbitrio de los cambios de autoridades y terminan por fracasar (con la consiguiente pérdida de recursos y de credibilidad). Ese riesgo, y aún más tratándose de una norma de este tipo, no puede ser un cambio cosmético, requiere de una metodología de trabajo que responda a una visión de sociedad. De este modo, la implementación de la NCh 3262 va más allá del cumplimiento de los requisitos normativos y apunta, como eje maestro, a un cambio cultural que parte de la gobernanza y permea a toda la organización a través de un sistema de comunicaciones efectivo, sólidamente fundamentado en una visión ética acerca de la igualdad de género y la conciliación de la vida laboral, familiar y personal.
Así, esta consultora ha basado la implementación de este sistema de gestión en el “Principio de igualdad de los humanos” (Singer, 1993) que establece que más allá de las diferencias que puedan existir entre dos personas, ninguno de ellos debiera gozar de una mayor -o sufrir de una menor- consideración hacia el otro. Este principio ético no considera que todos los humanos sean iguales sino que todos deben ser tratados de igual
manera, independientemente de su origen étnico, religión o creencias, nacionalidad, condición socio-económica, orientación sexual y, por supuesto, del género.
Si bien podría parecer extraño conseguir la igualdad de género o la conciliación de la vida laboral con la familiar y la personal a través de requisitos normativos: “Como Ars Global vamos más allá, al sentido del cambio, al sentido de construir una visión de sociedad más justa” –señala Andrea Aracena, socia directora de esta consultora. “La construcción de una organización –y un país y una sociedad– sin brechas de género y una justa conciliación de la vida laboral, familiar y personal, surge, se potencia, se mantiene y se mejora continuamente desde un sólido core ético” –señala Juan Pablo Belair, el otro socio directivo de Ars Global. “Desde aquí (y solo desde ahí, esa es nuestra tesis), parecerán obvios los planes de mejoramiento que deben implementarse y programarse para conseguir resultados: la certificación, pero sobre todo, una mejor sociedad para vivir, nosotros y las futuras generaciones”